A caminar
Los sagrados viajes del tiempo
EITB MEDIA
Jabo Hache Pizarroso nos recuerda que la caminata 'no sólo es terapéutica en sí, sino que es una actividad poética que puede curar al mundo de sus males' tal y como pensaban el cineasta Werner Herzog y el antropólogo Bruce Chatwin.
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Viajamos más que nunca. Llenamos el cielo de aviones para llegar a lugares desde donde poder olvidarnos de nuestra rutina. Vivimos en una sociedad sedentaria que despierta en los puentes y en los fines de semana largos para preparar una maleta que nos lleve a un lugar desconocido, a la caza del secreto de ese lugar.
Pero hoy, la mayor parte de los lugares del mundo los conocemos de antemano y hay pocos secretos. En una sociedad donde prima la imagen y donde parece que hemos visto ya todos los rincones del planeta, viajar puede que haya perdido la magia de otros tiempos.
Paul Bowles, un escritor neoyorkino de mediados de siglo que vivió la mayor parte de su vida en Tánger, escribió una novela titulada El cielo protector. En ella establecía la diferencia entre un turista y un viajero, y decía lo siguiente, Mientras el turista se apresura por lo general a regresar a su casa al cabo de algunos meses o semanas, el viajero, que no pertenece más a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a otro de la tierra.
Los medios de transporte nos acercan a los lugares recónditos del planeta y también nos alejan. El mundo se ha hecho pequeño. Quizá haya que recordar odiseas viajeras desde las que no se recorre el mundo ni en coche, ni en tren, desde las que el mundo puede recorrerse a pie, algo que dota de un poder mayúsculo al viaje.
Jabo Hache Pizarroso nos lleva por los viajes caminando que hicieron el cineasta Werner Herzog y el antropólogo Bruce Chatwin.