Aki Kaurismäki, el bolchevique del cine

Aki Kaurismäki se siente hijo de Godard y de toda la corriente cinematográfica que conocemos como la "Nouvelle Vague", el cine de autor francés de los sesenta. En sus películas aparecen casi siempre carteles de las películas que son motivo de inspiración para él.Sus películas recrean un Naturalismo nostálgico y están llenas de un humor negro irónico y corrosivo. En el cine de Kaurismäki se cuentan historias de perdedores que acaban redimidos y en muchos casos encuentran un pequeño orificio por donde pueden atravesar la miseria, la desesperación, la soledad, el miedo y llegar al otro lado de un mundo donde el encaje de sus vidas sea posible.Su cine está lleno de lugares que no salen en la mayor parte de las películas del cine convencional porque a este cineasta no le gusta la lógica normal sobre la que se rige el mundo, ni tampoco le satisface esta lógica del rendimiento ni de la explotación humana.

Los personajes de Aki son trabajadores que despiezan grandes mitades de vaca en un hangar, inmigrantes sin papeles que son contratados por empresarios fraudulentos, trabajadores de una mina a los que les han cerrado el futuro, la trabajadora de una fábrica de cerillas, empleados de restaurantes sin contrato, gentes y personas que encuentran siempre rasgos de solidaridad entre los que les rodean y a veces sucumben a pasiones que les sacan un tiempo de la miseria.
El cine de Aki tiene una relación especialísima e íntima con la fotografía. Los dos colores que predominan en su cine son el azul y el amarillo junto con el rojo en ocasiones cuando la fuerza dramática de la escena así lo requiere. Paredes pintadas de azul, marcos de puerta rojos y en una mesa de formica un florero del que se yergue una solitaria rosa amarilla.

Jabo H