Las cápsulas de Han

María Zambrano escribió alguna vez que la tarea de filosofar consiste principalmente en preguntar y que siempre que el hallazgo aparece estamos hablando de algo poético. Hallazgos, sí, porque la poesía según Antonio Machado es palabra esencial en el tiempo, hallazgo personal y comunitario. Hoy vuelve la filosofía a la primera línea de nuestras ocupaciones, de nuestros miedos, de nuestras inseguridades. Filosofía para preguntarse por nuestro mundo. Filosofía para entender nuestro mundo. Filosofía para cuestionarnos muchas de las formas humanas y su contexto, el universo que hemos creado en torno a los núcleos principales de nuestra existencia.

El 'quién somos', el 'a dónde vamos' y el 'de dónde venimos'. Porque la filosofía lleva milenios haciéndose estas preguntas y no sabemos si llegaremos alguna vez a los hallazgos poéticos que nos brinda el conocimiento. La filosofía es una barca en medio del océano de nuestra existencia humana. La filosofía es la rayuela del tiempo dibujada en la acera de nuestro patio de contemplación. Sobre ella saltamos a la pata coja, a dos piernas o con las piernas abiertas. Sobre la rayuela de nuestra conciencia, contra ella más bien, lanzamos la piedra de nuestras dudas y vacilaciones. Intentamos llegar así al cielo del juego vital y no siempre acertamos. Porque la vida, como cantó Luis Pastor, solamente es un juego casi siempre mortal.

De esta manera, Jabo H. Pizarroso profundiza sobre lo que es 'filosofar' y nos habla de la obra principal del filósofo surcoreano Byung-Chul Han 'La sociedad del cansancio'.